Yo soy Núria, pero también soy Lligabosc, porque yo soy mi marca, y mi marca lo es todo para mí en el ámbito empresarial. Por eso la importancia de encontrar mi nombre.
Y mi nombre surgió una mañana cuando teniéndolo delante no lo veía y gracias a una buena amiga lo vi.
La idea de negocio la tenía muy clara, la formación también, pero faltaba el nombre. Y luego en mi caso, empiezas a hacer listas y listas de nombres, nombres casi todos iguales con adjetivos diferentes, nombres femeninos, nombres genéricos, nombres relacionados con las bodas y nombres que no tienen nada que ver.
Lecturas de cuál es el mejor nombre, que nombres poner en una empresa, y bla, bla, bla… opiniones a la familia, opiniones a otros…
Y que el nombre no sale, porque, porque no había ninguno que me llegará a producir en mi ninguna sensación, ningún sentimiento.
Pero un día sin saber porque vino a mí un recuerdo de mi infancia, concretamente el recuerdo de un olor. El olor de una planta que todos los veranos que pasábamos en nuestra masía inundaba las noches, era un olor penetrante, pero dulce, era olor a un buen recuerdo, a noche de verano, a familia, a unión un olor que hacía que me surgiese una sonrisa en mi cara.
Inmediatamente llame a mi madre y le pregunte como se llamaba la planta con flor de mi recuerdo: MADRESELVA, y pensé ya tengo el nombre, lo tenía clarísimo.
Y hacia el siguiente paso, buscar tu nombre en Santo Google. Sorpresa, ya existía relacionado con el nombre de las bodas y no quería causar equivocaciones, así que vuelta a empezar.
Pero no, no había manera, no había ningún nombre que superase a mi MADRESELVA. Y lo que os conté: “Y mi nombre surgió una mañana cuando teniéndolo delante no lo veía y gracias a una buena amiga lo vi”. Tenía el ordenador encendido con las búsquedas de Google y en una de las definiciones salía en catalán madreselva como LLIGABOSC.
Y allí estaba mi nombre, mi marca, mi yo.